Pasó un nuevo 23 de abril. Todo estaba preparado. Los medios de comunicación, un año más, sacarían como portada la fiesta del San Jordi catalán. Nadie haría referencia (o de pasada) a la conmemoración de los Días de Castilla y de Aragón. Pero ahí estuvo Rosa Aguilar dispuesta a echarnos una mano. Su decisión de integrarse en el nuevo ejecutivo andaluz dirigió todo el foco informativo al coordinador de Izquierda Unida, Cayo Lara, que acudía en esos momentos a Villalar de los Comuneros. Por fin, un año, el escenario de la campa castellana se imponía al todopoderoso San Jordi en plaza Catalunya, aunque fuera para mostrarnos a una persona molesta y resentida. "Ya no es mi compañera del alma, si una rosa se va, vendrán miles" dijo Cayo Lara en referencia a Rosa Aguilar, una de las mejores políticos del momento. Había saltado la sorpresa del día, la noticia que hizo que todos los informativos abrieran desde Villalar con el día de la Rosa, aunque esta vez, ésta no fuera precisamente de la mano de un libro en un puesto de las Ramblas.
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