Se acercan las Navidades. Una época en la que muchas familias se reúnen en torno a una mesa para cenar, tomar las uvas o jugar al bingo. Una época en la que muchas mesas de salón muestran su incapacidad para acoger al personal. Especialmente en familias que ven la llegada de novios, recién nacidos y demás nuevos invitados.
Llega el turno, por tanto, de la flamante mesa camilla. Esa mesita circular que, después de un año de abandono en un rincón de la casa, experimenta la inmensa alegría de volver a sentirse útil. Se convierte de nuevo en...la mesa de los niños. Mientras los adultos discuten de sus asuntos trascendentales, los niños tienen un espacio para sí mismos, para hablar de juegos, dibujos y del cole.
Pues bien, hoy, Merkel y Sarkozy acaban de proponer para la Unión Europea esta larga tradición navideña. La mesa de los niños. Unos pocos afortunados tendrán ocasión de sentarse con los padres, Francia y Alemania y ahí hablar de los asuntos importantes, beber champán y jugar al bingo (también llamado Banco Central Europeo). Eso sí, para ello, tendrán que ajustar bien el cinturón a sus ciudadanos y someterse a los deseos de Merkozy. Aquellos países díscolos que no cumplan con el déficit o que quieran sumarse al nuevo Tratado se verán relegados a la mesa camilla, a la mesa de los niños.
Y lo peor es que nadie podrá oponerse. Básicamente porque la alternativa con la que nos amenazan es mucho peor. Salir del euro y acabar cenando solos en la cocina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario