domingo, 6 de noviembre de 2011

20 N Y LA FIESTA DEL SACRIFICIO

Hoy no es un buen día para ser cordero. Los musulmanes de todo el mundo celebran el ´Eid al Adha´, una fiesta de gratitud hacia Dios por salvar de la muerte, in extremis, la vida del hijo de Abraham (Ismael para musulmanes e Isaac para cristianos y judíos). En una de esas apuestas clásicas del "a que no tienes huevos...", Dios le pidió al profeta que sacrificara a su primogénito para demostrarle su fidelidad. Abraham, lanzado, no se lo pensó dos veces. Por supuesto Dios estaba de broma. Pero casi se le fue de las manos. En el último instante paró los brazos del padre antes de matar, cuchillo en mano, al hijo, y lo sustituyó por un cordero.  

Hoy millones de musulmanes celebran este pasaje del Corán. De acuerdo con la tradición, millones de familias matarán un cordero según el rito islámico. Una tercera parte quedará para el comprador, otra tercera para repartir entre los parientes y, la otra, para repartir entre los necesitados.

En España vamos a asitir estos días a un rito muy semejante. Las elecciones del 20-N. En este caso hay dos padres, Felipe y Zapatero, que van a llevar al sacrificio a su primogénito, Rubalcaba. Así demostrarán su fidelidad al partido. El candidato socialista es como aquel hijo que se enfrenta a su duro destino. Durante estos días acudirá confiado a mitines por toda España en un penoso viaje como el del primogénito en brazos de Abraham. Arropado por quienes esperan la llegada del día del sacrificio, el 20 de noviembre. Un día en el que, a diferencia del relatado en el Corán, ni siquiera Dios moverá un dedo para sustituir a Rubalcaba por un cordero. 

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