Pedro, María, Elena, Fernando son traumatólogos. Españoles. Trabajadores de nuestro magnífico sistema sanitario público. Todos están perfectamente capacitados para realizar una cirugía de rescate de una prótesis de cadera infectada. Todos ellos trabajan con un equipo de cirujanos, enfermeras, auxiliares y otros profesionales altamente cualificados. Y en unos momentos cada vez más difíciles, en medio de recortes, de miedos, de incertidumbre, siguen al pie del cañón.
Nuestra casa real no está de acuerdo. Considera que ninguno de ellos se encuentra a la altura de su estatus. Por ello ha recurrido a un profesional de la Clínica Mayo de Estados Unidos. Un hombre, Miguel Cabanela, gallego, que por su edad, 71 años, ya podría estar disfrutando de unos merecidos pasodobles en Benidorm. Y a su ayudante, un tal Robert Trousdale. Ambos, seguro, con una buena nómina por los servicios prestados. Que pagaremos todos. La cirugía, en la Clínica Quirón, un hospital también privado, de Madrid.
Bien por Pedro, por María, por Elena, por Fernando. Gracias. Gracias a nuestro sistema sanitario público, miles de personas están recibiendo solución a problemas similares a los del monarca. Mal por la casa real. Por esta "familia" cada vez más prepotente, más extraña, más alejada de la realidad. Mal por esta "familia" que de tanto menospreciar nuestra sanidad pública, van a conseguir que un día, más pronto que tarde, termine convirtiéndose en re-pública. Ojalá.
Qué pena